El último minuto de mi vida, en sesenta segundos dividido
lo pienso a provechar en esas cosas que nunca he realizado
o que no he dicho, Diez segundos para recordarte,
diez para olvidarme de tu olvido y los diez que harán medio minuto
para reconocer que te he querido. Diez para degustar esos sabores
de los viejos amores que se han ido, otros diez que serán para mis hijas, los dos mejores frutos que he tenido y los últimos diez...
Los ya jugados, los que se llevan el último suspiro, serán
para pedirte Dios amado perdón por los errores cometidos.
Laura Casamayor